martes, 10 de julio de 2012

El Faro de alejandría


El faro de Ale

jandría fue una las maravillas del mundo antiguo. Era una innovación tecnológica en ese tiempo, su luz era proyectada en el mar Mediterráneo gracias a un enorme espejo que hacia que su luz brillara hasta casi cincuenta kilómetros mar adentro. Fue por muchos años el edificio mas alto en todo el mundo.
Según la historia el rey Ptolomeo II fue el que solicitó la construcción de este faro para facilitar la navegación y el comercio del resto del mundo con Egipto.
La construcción fue llevada a cabo por Sóstrato de Cnido. 
Cuenta la historia que Sóstrato se presentó delante del rey Ptolomeo para solicitar que su nombre fuera inscrito en la base del faro. Ptolomeo que no era ningún tonto no quiso compartir la gloria de tan majestuosa obra con su constructor y ordenó que su nombre fuera colocado en la base del faro como el constructor de la obra, de esa forma su nombre sería immortalizado en la historia. 
Sóstrato estaba desilusionado, él había hecho todo el trabajo para que otro venga a llevarse todo el crédito del trabajo; pero Sóstrato tenía un plan. Colocó una gran cortina para cubrir la base del faro y en los bloques puso la siguiente inscripción: CONSTRUIDO POR SOSTRATO HIJO DE DEXIFANES DE NIDOS, EN BENEFICIO DE LOS MARINEROS Y EN HONOR A SUS SALVADORES DIOSES. sobre esta inscripción Sóstrato colocó una masía  de baja calidad sobre la cual escribió el texto que Ptolomeo deseaba.
Con las inclemencias del tiempo la masía de mala calidad se fue cayendo, el verdadero nombre del constructor del faro salió a luz. 

En cierta forma la Iglesia se parece a esta historia. Cristo es el verdadero constructor de la iglesia, él la compró con su sangre, él la equipa con dones espirituales, él es la cabeza de la iglesia y el apóstol Pablo dice que Cristo es el fundamento de la iglesia.
Sin embargo cada vez es más frecuente el ver a pastores y lideres tomando el papel preponderante en sus congregaciones como que si ellos fueran los verdaderos constructores de tan gloriosa obra reclamando la gloria para las futuras generaciones y son recordados y venerados en cada aniversario de la iglesia.
Mis amados hermanos y pastores. No debemos olvidar quien es el que cuida a la iglesia y la sustenta, solo hemos sido llamados a cuidar de la iglesia no a adueñarnos de ella, tengamos la madurez de reconocer que llegará el tiempo para pasar el relevo a las siguientes generaciones y Dios ocupara a las nuevas generaciones para llevar acabo sus propósitos.

Adaptado del libro Cartas a los pastores de Ron Walters


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenisimo!!

Anónimo dijo...

Interesante historia la del faro.