viernes, 2 de marzo de 2018

La vida depende de la Palabra de Dios

"Les dijo: Entréguense de corazón a cumplir todas las palabras de esta ley que hoy les he expuesto, y vean que sus hijos la cumplan, y ocúpense de cumplirla. No se trata de palabras sin sentido, sino que se trata de su propia vida. Por medio de esta ley ustedes prolongaran su vida sobre la tierra al otro lado del Jordán, a donde ahora ustedes se dirigen para tomar posesión de de ella" (Deuteronomio 32:46-47)

La Palabra de Dios no es una pequeñez; es una cuestión de vida o muerte. Si tratas las escrituras como una minucia o como palabras vacías, pierdes la vida. Incluso nuestra vida vida física depende de la Palabra de Dios, "porque por su palabra hemos sido creados (Salmo 33:6, Hebreos 11:3), y "El es quien sustenta rodas las cosas con las palabras de su poder." Hebreos 1:3

Nuestra vida espiritual comienza por la Palabra de Dios: "El, por su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación" Santiago 1:18

"Pues ustedes han nacido de nuevo , ... por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" 1 Pedro 1:23

No solo empezamos a vivir por la Palabra de Dios, sino que también seguimos viviendo por la Palabra de Dios: "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" Mateo 4:4 y Deuteronomio 8:3

Nuestra vida física es creada y mantenida por la Palabra de Dios y nuestra vida espiritual es vivificada y sostenida por la Palabra de Dios. ¡Cuantas historias podrían reunirse para dar testimonio del poder vivificante de la Palabra de Dios!.

De echo, la Biblia no es una palabra vacía para ti: ¡Es tu vida! La base de toda alegría es la vida. Nada es más fundamental que la pura existencia: nuestra creación y nuestra preservación.

Todo esto se debe a la Palabra del poder de Dios. Por ese mismo poder, él ha hablado en las Escrituras para la creación y el sustento de nuestra vida espiritual. Por lo tanto la Biblia no es una escritura vacía, sino que es tu vida misma: ¡el despertar de tu alegría!

John Piper

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