domingo, 27 de marzo de 2011

Un lugar para reflexionar

Tuve la oportunidad de estar en el río Torola, en la carretera que conduce a Perquín. El motivo de mi reflexión comenzó cuando en ese lugar (que esta muy bonito), al asomarme al rió pude ver los resto bajo agua del puente dinamitado en el tiempo de la guerra. Según las personas del museo de la revolución este río era la frontera del territorio liberado y en esa zona se libraron fuertes batallas.


Sin embargo el ver los restos del puente dinamitado me hizo preguntarme ¿Valió la pena tanta destrucción?

El hecho de haber tenido que gastar de nuevo en la reconstrucción del país tuvo que haber pasado una factura en nuestro desarrollo económico y sobre todo un retraso que hasta el día de hoy y por varios años mas lo seguiremos pagando.
He conocido personas que estaban en uno y otro bando y algunos de ellos añoran volver a los tiempos de guerra. Pero me pregunto ¿Vale la pena seguir por la ruta de la destrucción? ¿Por que atentar contra el futuro desarrollo de nuestras nuevas generaciones?


Este lugar nos debe de ser una voz clara y fuerte para advertirnos de NO VOLVER AL PASADO.


Otra guerra mas, No por favor. De hecho algunos en el museo de la revolución de Perquín desean que estos tiempos de guerra vuelvan y alimentan el odio de clases.

A estas personas les pido: Por favor, no mas a las guerras. Si tanto lo desean larguense a Libia, Afganistan o Irak, pero una guerra mas en nuestro amado El Salvador "nunca mas".


Que Dios nos ayude.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo único bueno de la guerra fue el tener un mínimo -aunque sea- de libertad de expresión.

Por lo demás, creo que sólo cosas negativas nos dejó la guerra.

Muchos idealistas lucharon, arriesgaron su vida y otros hasta murieron, buscando justicia y un mejor nivel de vida para la mayoría de salvadoreños.

Pero hoy que están en el poder (los del FMLN), se olvidaron de la profundidad de sus ideales, se olvidaron (con unas pocas, muy pocas excepciones) que mientras combatían en la montaña, comían tortillas sentados bajo un árbol, y hoy se dan el lujo de comer con cubiertos de plata y despilfarran el dinero de los contribuyentes.

¡Otra guerra no!